No he hecho huelga en esta jornada del #29M, aunque estoy completamente de acuerdo con los motivos que la han provocado. Por eso fuí a la manifestación en Sol por la tarde.
Hoy por hoy, con la nueva reforma laboral, un contrato de trabajo puede llegar a tener menos valor que un contrato de alquiler o un contrato de servicios de cualquier operador de telefonía móvil. Las condiciones laborales firmadas en nuestros contratos laborales pueden llegar a ser modificadas unilateralmente por la empresa, en base a unos supuestos en los cuales el trabajador nunca puede contrastar que esos supuestos se cumplen.
En el resto de Europa, por ejemplo, las leyes determinan elevadas sanciones, e incluso readmisión de trabajadores, a cualquier empresa que manipule su contabilidad para prever pérdidas futuras y así modificar a la baja cualquier contrato laboral o justificar despidos.
Sin embargo, no creo que una huelga (y menos indefinida) sea la solución. Lo que hace falta es una regeneración política, sindical y social en este país. Lo que hace falta es que nuestra clase política, en puesto de instaurar la cultura del miedo (que es lo que ha hecho esta última reforma laboral), realice políticas que generen ilusión y ganas de trabajar, tanto para los que trabajamos, como para los parados.
Pero NO LO ESTÁN HACIENDO. Los 5 MM de parados no tienen derecho a la huelga, y cada vez tienen menos esperanzas de encontrar trabajo. Los autónomos y PYMES (tiendas, etc) no tienen a nadie que les defienda y ayude. Tengo algunos amigos, conocidos y compañeros de trabajo que las están pasando canutas para sobrevivir y mantener sus empresas a flote. Están axfisiados porque las facturas emitidas a las grandes empresas se pagan a 90, 120 o 180 días, y sin embargo, ellos deben pagar sueldos, seguros sociales, alquileres, ivas, etc. en fecha.
La clase media vamos a pagar los platos rotos de otros que se han llevado el dinero, e incluso tras ser condenados, nunca lo han devuelto.
Actualmente no me siento para nada representado por los sindicatos. Los sindicatos deberían volver a ser asociaciones gremiales que representen y DEN SOPORTE Y AYUDA a sus afiliados, como ocurre, por ejemplo en el sector del taxi. Incluso, las aportaciones a los sindicatos por parte de los trabajadores deberían/ podrían ser obligatorias, como lo son las aportaciones a la seguridad social, saliendo de nuestras nóminas. Eso si, los sindicatos ÚNICAMENTE se deberían subvencionar mediante dichos pagos, NUNCA mediante subvenciones de ninguna administración pública. Un sindicato que sobrevive gracias a las subvenciones públicas, ¿a quien va a defender? ¿Al trabajador que no está sindicado o a los políticos que les aprueban las subvenciones?
Los políticos deberían tener miras de futuro y no a sus bolsillos. Cualquier cargo público debería devolver todo el dinero ganado de forma irregular cuando se les condene por corrupción. De nada nos sirve que condenen a alguien por corrupto si no lo meten en la cárcel, ni devuelve el dinero. Y si no ver el programa de "El Follonero" en el que se pregunta ¿La Justicia es igual para todos?. Solo algunos partidos pequeños y emergentes están empezando a trabajar en la buena dirección, si les dejan.
Y los ciudadanos deberíamos exigirles todo esto, castigarles en las urnas cuando no cumplan lo prometido así como autoimponernos las mismas medidas. Si hay políticos acusados de corruptos que se presentan a unas elecciones y obtienen mayoría absoluta, definitivamente TENEMOS LOS POLÍTICOS QUE NOS MERECEMOS, igual que en Italia tienen a Berlusconni. Alemania, por el contrario, tiene a una Merkel, y no se le caen prendas tras destituir a su anterior presidente, acusasdo de corrupción.
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